Con maleta en mano y agarrando a mi chiquita tomamos un autobus Caribe Tours rumbo a Santo Domingo. Hacen muchísimos años que no tomaba un autobús de estos y la experiencia no fue nada agradable. Gracias a Dios por los ángeles que nos envía ángeles cuando mas lo necesitamos y en esta ocasión el señor del ultimo asiento fue mi guardián. Al montarnos no habían dos asientos juntos disponibles y mi ángel se ofreció a cambiar de asiento para que Evelis y yo estuviéramos juntas. No se si fue el estar en el ultimo asiento pero íbamos incomodas, el piso sucio, el aire como que no llegaba hacia nosotras, el baño nos quedaba al lado y los pasajeros cada 5 minutos lo visitaban, en fin yo estaba loca por llegar. Al llegar a Santiago Evelis estaba durmiendo y no la quise despertar, así que el señor se ofreció a comprarnos algo. A los pocos minutos de partir dela parada, Evelis despertó con deseos de ir al baño - yo no encontraba que hacer. El ángel, se ofreció a entrar al baño y limpiarlo para que Evelis los usara, yo me negué y el me dijo que venia otra parada en Santiago pero que usualmente solo se recogían pasajeros pero que el iba hablar con el chofer para que me dejara llevar la niña. Así lo hicimos y en un corre y corre, llevé la niña al baño. Al llegar al autobús me dí cuenta que habían mas pasajeros que asientos y así como si nada, parado a mi lado iba otro pasajero.
Cuando por fin llegamos y pude ver a mis tíos esperándome sentí un gran alivio, pero al manejar por la ciudad no tuve un minuto de paz hasta llegar a la casa. Todo el viaje fue un susto, pensé que íbamos a chocar. Los carros no se detienen, los motores te salen por donde quiera, las personas caminan y venden en las calles, los niños caminan sin padres, los semáforos no funcionan, los policías parados sin hacer nada, los pares son ignorados...solo se escuchan las bocinas, el gritar del conductor enojada y las malas palabras de los mas enojados. En ese trayecto vimos la otra cara de mi país, en donde no todo es turismo, en donde el que no pelea no gana, en donde el mas pequeño tiene que luchar por comer y en donde el rico y el pobre ambos pasan el mismo trabajo. Allí, en la carretera no hay distinción, la cachorra y el carro de lujo ambos pasan el mismo trabajo y cogen el mismo tapón.
Que alivio fue llegar a la casa y estar en familia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario