lunes, 20 de junio de 2016

Primer Dia - Santiago


Después de pasar un día maravilloso en NY nos fuimos al aeropuerto a seguir con nuestro destino final hacia Santiago de los Caballeros.
Al llegar al aeropuerto nos dirigimos con mucha emoción a nuestra puerta de embarque, solo para darnos cuenta que teníamos que caminar 20 minutos para llegar a ella.
Caminar esa distancia con una niña, dos maletas de mano, una mochila y un sombrero no fue nada fácil. 
Al llegar, Evelis de una vez hizo amistad con la primera niña que vio cerca de ella.
Al poco tiempo fuí a comprarle frutas a Evelis, las cuales ella derramó al piso antes de que yo las pagara - por cierto, han visto los precios de las comidas en el aeropuerto?
Llegamos al avión toda sudadas, despeinadas, cansadas, pero aun así no perdimos la oportunidad de pasar por la cabina a conocer el piloto.
Los viajes son mas placenteros cuando el piloto conoce a uno de los niños, así que cada vez que tomes un vuelo no dejes de pasar a saludar al piloto.
El viaje fue toda una odisea.
El señor sentado al lado mío solo decía, "esa muchachita es inteligente, no le tiene miedo a nada. Mírala como mira por esa ventana".
Para hacerles el cuento corto, Evelis hasta tío le decía al señor.
Mi prima Mildarys y su esposo nos esperaron en el aeropuerto y esa noche nos quedamos a dormir en su casa.
En la mañana Evelis recibió la visita de una de sus bebas y estaba que no se daba por nadie.
Con su Beba Milda

Al otro día llegaron mami y tia Damaris. Evelis estaba feliz con sus dos bebas. 


Nos pasamos el dia comiendo mango, en la piscina, acostadas haciendo cuentos, en el patio...en chercha.
Kimberly, se hizo cargo de Evelis por varias horas.
Vimos a mi otra prima Candy y a su hijo Pablo Emmanuel.
En la noche llegaron mi prima Elizabeth y Olfa - que pena que no nos tomamos fotos.
Luego nos fuimos a cenar mofongo a un lugar que no recuerdo el nombre.
                                  













La pasamos super bien con Mildarys, Kinley y Kimberly.
La casa de ellos es preciosa y Evelis no se quería ir.
Nos quedamos una noche mas para esperar a Melissa y su familia quienes llegaban esa madrugada.


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